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lunes, 22 de octubre de 2012

Crece la delincuencia armada

La Aduana Nacional decomisó más municiones que en 2011



Mientras en 2001 la entidad se incautó de 1.300 unidades de municiones, en lo que va de este año la cifra se elevó a 44.750 unidades

La Razón
00:00 / 22 de octubre de 2012


El miércoles 18 de abril la Unidad del Control Operativo Aduanero de Explosivos, Armamento y Municiones decomisó tres decenas de cajas de cartón con 15 mil cajetillas de cigarrillos; 4.000 cartuchos de balas calibre 16 de procedencia argentina, 16 cajas de calibre 22 con 8.000 cartuchos de industria mexicana y cuatro cajas de calibre 20 con 2.000 cartuchos de fabricación argentina.

El operativo fue el golpe más contundente que se dio al contrabando de armamento durante esta gestión. De acuerdo con datos proveídos en exclusiva por la Aduana Nacional a Informe La Razón, la mercadería confiscada tenía un valor de 20.901 dólares y estaba escondida en una flota de transporte público. El momento de la incautación el vehículo recorría el tercer anillo de Santa Cruz de la Sierra.

La entidad realizó otros embargos en el departamento cruceño y Tarija. Y los números avalan la labor: si durante 2011 se confiscó 1.300 unidades de municiones, en lo que va de esta gestión la cifra ascendió a 44.750. La frontera tarijeña es considerada una “zona roja” de este tipo de contrabando, según fuentes aduaneras, ya que esta mercancía ingresa, principalmente, desde Paraguay y Argentina.

Contrabando. Campo Pajoso es la localidad fronteriza con Argentina que tiene más preocupadas a las autoridades. Allí se desplegaron dos grandes operativos. El primero ocurrió el 30 de enero de 2011 y el segundo, el 6 de marzo de este año; en ambos se secuestró más de 30 mil proyectiles de armas de fuego. En las últimas cinco redadas de las dos gestiones no hubo aprehendidos, informa la Unidad del Control Operativo Aduanero de Explosivos, Armamento y Municiones.

El Reglamento para la Importación, Exportación, Transporte, Almacenamiento, Comercialización y Empleo de Explosivos, Armas y Municiones, autorizado en 2008 por el Ministerio de Defensa, pone las reglas al respecto. Por ejemplo, determina que esta repartición gubernamental debe autorizar el ingreso de explosivos, armas y municiones. Las empresas interesadas en este rubro deben obtener un certificado de registro.

La internación es controlada por un personero de la Unidad de Material Bélico. Funcionarios aduaneros también deben observar que el proceso sea efectivo. No sólo esto. Este material peligroso debe ser trasladado en vehículos adecuados, que cuenten con una autorización que recibe el nombre de Guía de Transporte. En caso de incumplimiento al Reglamento, el producto es decomisado y los involucrados, detenidos. La lucha contra este contrabando es otra de las aristas que pretende ser mejorada con el proyecto de Ley de Armas que alista el Gobierno.

En cuanto al ingreso ilegal de detonantes, el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, respondió a un cuestionario remitido a su despacho por Informe La Razón en el que señala que “las Fuerzas Armadas controlan en los Puestos Militares Adelantados las actividades de importación o exportación, en las fronteras por donde salen o ingresan los productos explosivos, verifican que las empresas que importan o exportan tengan la correspondiente autorización del Ministerio de Defensa”.

En el último lustro, el golpe más importante de la Policía contra una red de tráfico fue a mediados de junio de 2010, en Chuquisaca, cuando un operativo liderado por el entonces ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, se incautó de un cargamento de explosivos que podía destruir unos 15 barrios en la ciudad de Sucre.

A la par, se organizaron otras cinco redadas que decomisaron 41 cajas de matasuegras y fuegos artificiales; 45 bombas Molotov (botellas de vidrio con líquidos inflamables); 266 cartuchos de dinamita y 100 metros de mecha lenta; 23 cajones de dinamita, gran cantidad de mecha lenta, tres rollos de guía explosiva, otro rollo de 500 metros de guía explosiva y 24 bolsas de anfo, y 108 barras de unidades de masas de dinamita, respectivamente.

La Alcaldía controla que no se oferten matasuegras en La Paz

Las matasuegras son explosivos que hasta hace un par de años eran empleados y vendidos irrestrictamente en las fiestas de San Juan y en marchas de protesta.

Debido a su poder destructivo y toxicidad, la Alcaldía de la ciudad de La Paz y la Unidad de Bomberos decidieron prohibir su libre comercialización.

El intendente paceño, Mauricio Ruiz, explica que se implementan batidas durante todo el año para evitar la compra-venta del detonante. “Es una tarea constante y hemos hablado con los vendedores de La Tablada y el pasaje Ortega para advertirles que es un producto prohibido y dañino para la población en general”.

Cada gestión se renueva la ordenanza que impide la oferta de esta mercadería en la vía pública y la Guardia Municipal coordina su trabajo con la Asociación de Juegos Pirotécnicos. Es más, cuando se aproxima San Juan, el 24 de junio, el gobierno local emite publicidades donde se muestran los riesgos de manejar este material.

Las matasuegras son los únicos explosivos de pirotecnia que están prohibidos durante todo el año. El resto de fuegos artificiales solamente arrastra una censura para la noche previa a la celebración sanjuanera. Esto se debe a que la Alcaldía emprendió una agresiva campaña para cuidar el medio ambiente en la ciudad.

Ruiz informa que en los últimos años ha disminuido la oferta de esta mercadería en San Juan. Con todo, en junio de este año, la Guardia Municipal se incautó de al menos una tonelada de detonantes durante dos semanas de control. En cifras, esto representa más de 22 mil unidades de petardos y otros productos.

Según datos extraoficiales que maneja la Alcaldía, el contrabando de estos explosivos llega a la urbe de La Paz, sobre todo desde Perú y Chile, y en menor cantidad desde Brasil. La restricción para vender juegos pirotécnicos los días previos a San Juan también fue replicada en otras ciudades capitales. En la Villa Imperial, por ejemplo, el intendente Noel Navía cuenta que las batidas empiezan desde las primeras jornadas de junio.

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