Noticias

lunes, 22 de octubre de 2012

Santa Cruz

Moteles, donde se viola la ley en la intimidad



Nadie vigila el ingreso. En algunos locales adultos y adolescentes van juntos. Así lo verificó EL DEBER en cuatro zonas de la ciudad. La Policía habla de abusos socapados 

Ruy G. D’Alencar Delgado 

Es un barrio de la periferia cruceña donde hay tantos moteles como casas. Son las 19:00 y el rumor de los bares y karaokes de la avenida Che Guevara se cuela hasta estos callejones donde caminan vecinos y amantes furtivos. A la salida de cada motel, los autos encandilan con su luz y dibujan siluetas de parejas que van y que vienen, que entran y que salen, a pie o sobre ruedas. Hay adultos y adolescentes. Nadie mira caras ni edades: este negocio no discrimina.

No interesa la edad o en qué circunstancias llega a entrar la clientela. Se cobra entre Bs 15 y Bs 30 por hora sin mirar a quién. Y esto se repite en distintos lugares de Santa Cruz. Así se ha podido verificar en dos días de observación, en los que se identificó al menos cuatro zonas de la ciudad con este tipo de recintos. 

Así también lo confirman autoridades de la Dirección de Género y de Asuntos Generacionales de la Alcaldía cruceña, la Policía y la Asociación de Moteles de Santa Cruz, que agrupa 27 locales y que denuncian la existencia de locales donde en nombre de la privacidad ‘vale todo’.

El barrio 15 de Abril, próximo a la Che Guevara, tiene sus ejemplos. Alto San Pedro también. El barrio San Francisco, antiguo camino a El Palmar, y el céntrico barrio Braniff igualmente tienen moteles en los que se ve un flujo de ‘clientela’ que incluye menores de edad.

“Algunos dueños de moteles son cómplices”, explica un investigador de turno de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de la Unidad de Víctimas Especiales (UVE) de la Fiscalía, cuyo nombre ha pedido que se mantenga en reserva. Dicho esto, más allá del estupro, este oficial advierte cuál es el riesgo implícito en locales que no vigilan quién ingresa y en qué estado. 

El investigador dice que este mes siguió cinco denuncias de animadores de fiestas, adultos todos, que con engaños de selección de modelos consiguieron llevar a adolescentes de 13 y 15 años hasta moteles y residenciales, donde terminaron abusadas, luego de ser narcotizadas.

“Cuando las muchachas presentan las denuncias, uno va y pregunta y los encargados no saben de placas, ni del tipo de autos, ni en que momento entraron y salieron las afectadas”, relata el uniformado con tono de advertencia. Estos casos se registran en moteles ubicados fuera del 5.º anillo y en algunos alojamientos del centro.

Con esto se muestra que en la privacidad de ciertos recintos se violan normas de protección al menor, como el Código del Niño, Niña y Adolescente y normativas municpales. Así como el Código Penal. Se han dado casos de violencia sexual comercial, abuso deshonesto, estupro y violación, relata el investigador de la UVE. 

De hecho, María Rosa Valencia, directora de Género y Asuntos Generacionales del municipio, confirma el problema y asegura que los casos de abuso sexual y estupro en moteles irregulares se han hecho recurrentes. Así lo corroboran sus registros de 2012 sobre casos atendidos en la UVE. 

La estadística dice que hasta septiembre, seis de cada diez abusos sexuales se cometieron fuera del hogar. La mayoría de las víctimas eran mujeres. “Algunos casos se dieron en moteles y alojamientos”, explica Valencia. La autoridad cuenta que a diario se realizan operativos sorpresa en residenciales, alojamientos y moteles, en conjunto con la Intendencia municipal pues estos locales están obligados a proteger a los menores. Mientras que funcionarios de la Intendencia niegan que sea competencia suya la labor de vigilancia de estos recintos.

Para la Asociación de Moteles de Santa Cruz se debe diferenciar los negocios formales de los irregulares. “Privacidad no debe ser sinónimo de inseguridad”, dice un comunicado suyo. El gremio explica que todo buen motel debe garantizar la intimidad del encuentro de parejas adultas sin vulnerar el Código Penal, por tanto la administración de cada local está obligada a asegurarse de que no ingresen menores, peor si vienen con adultos. Además de que deben cooperar con las autoridades de sanidad ambiental y seguridad ciudadana.

Es miércoles y el barrio 15 de Abril tiene mucho movimiento. Hay escolares que buscan privacidad en estos callejones. Hay como 10 moteles en estas dos cuadras. De uno salen dos adolescentes con mochila. De otro sale un adulto con una muchacha joven. En los ingresos los encargados jamás te ven la cara. Desfilan por el patio movilidades con gente de toda edad y condición.

El primer día se visitó un motel sin identificación que hay en el barrio Braniff. Allí los vecinos cuentan que el local tiene más de 30 años y que en ocasiones se ha visto adultos con jovencitas. “Todo el mundo sabe. Se oyen escándalos, pero todo queda así nomás”, cuenta una antigua vecina. En efecto, un joven que conduce un auto blanco y una chica vestida de escolar salen del local a toda velocidad. 

En el antiguo camino a El Palmar hay dos moteles. Uno de ellos está lleno. Al otro le sigue llegando clientela: acaba de entrar una muchacha y un joven un poco mayor. Un vecino en una tienda explica que estos lugares son algo así como un refugio de gente joven. 

Henry Baldelomar, viceministro de Seguridad Ciudadana, asegura que la tarea de fiscalización preventiva y protección de menores en estos casos recae sobre el municipio, puesto que “hay que pedir cuentas a los propietarios de los moteles y para eso debe actuar la Intendencia y la Defensoría de la Niñez”. Respecto a las responsabilidades del Gobierno, Baldelomar no dice nada. 

A principios de mes, la propietaria de un motel denunció a la Policía a un cliente que ingresó con una niña de 13 años. El hombre fue arrestado en flagrante delito y fue remitido a la UVE y hoy es juzgado por violación. Una excepción que no ocurre necesariamente en otros locales, como en los del barrio 15 de Abril o en Alto San Pedro.

Criterios 

Adriana (19)
Universitaria
Cuando estaba en colegio, tres hombres que paseaban en una movilidad de lujo me ofrecieron llevarme. Me hablaron de estar a solas para sacarme fotos. Uno de ellos me gustó. Él me dijo que me llevaría a tomarme fotos. Al final terminamos en un motel. Entramos los cuatro. Bebimos y luego me obligaron a hacer cosas que no quería. En otra ocasión me pasó que desperté desnuda y con resaca en un residencial

Rosalía (46)
Administradora de motel
Uno no quiere que abusen de las peladas, pero el cliente lo que busca es anonimato porque, en general, a los moteles vienen parejas de amantes, mujeres y hombres casados, viejos con ‘peladitas’, prostitutas con sus clientes, etc. Por eso es un poco difícil que un boliche de estos funcione si se va a estar buscando mirarle la cara a los clientes. Además, la menor parte de los clientes trae problemas. La mayoría tiene sexo y se va rápido

José Luis S. (37)
Taxista
Si en los moteles empiezan a vigilar quién entra y quién no, a pedir nombres y documentos o a anotar placas, pues entonces ya no tiene sentido ir ahí. De lo que se trata un motel es que vos podés ir con quien querrás y que nadie se entere. Tener una relación pasajera y discreta. De eso se trata ¿Por qué razón vas a dejar que invadan tu privacidad?

El 20% de locales, fuera de controles de sanidad
“Santa Cruz creció y hay un 20% de moteles y residenciales clandestinos que no controlamos; el 80% es de nuestro dominio”. Así explica Dorian Jiménez, director de Saneamiento Ambiental del Servicio Departamental de Salud (Sedes), sobre la fiscalización ejercida sobre estos locales en temas de higiene, salud e infraestructura.

Vale decir que, según Jiménez, solo una minoría de locales son clandestinos y están fuera del alcance de los 54 inspectores de los que dispone para hacer barridos en las 40.000 hectáreas que tiene la ciudad. Aunque no hay precisión sobre la cantidad de recintos que se vigilan.

Algo que se puede contrastar con la versión de la Asociación de Moteles de Santa Cruz, que entre decenas de locales que hay en la ciudad solo reconocen como formales a 27 empresas del sector, las mismas que aseguran respetar normativas de salud, seguridad y de privacidad.

Fuera de la seguridad física de los clientes, este despacho de la Gobernación debe velar por la higiene de camas, habitaciones, baños y tratamiento de residuos en estos recintos. 

Sus inspecciones son periódicas y, de acuerdo con el Código de Salud, garantizan que los usuarios eviten el contagio de infecciones de transmisión sexual u otros problemas de salud.

Adentro de algunos moteles del barrio 15 de Abril se pudo verificar deficiencias en el aseo de las camas y baños. “Hay unos 15 locales que vamos a clausurar en la av. Che Guevara porque son ilegales”, corrobora uno de los inspectores de Saneamiento Ambiental.

Esto implica que los locales cuestionados no cuentan con el Registro Único de actividad o que no tienen Autorización Sanitaria. O que les faltan ambos documentos. 

Para la Asociación de Moteles de Santa Cruz, los locales que operan sin apego a las normas de sanidad ambiental y en desatención de leyes de seguridad ciudadana representan una ‘competencia desleal’ que pone en riesgo el negocio y la reputación del sector.

Sobre el tema, la Intendencia municipal se desliga de responsabilidades y apunta al Sedes de la Gobernación y al Servicio de Recaudaciones (SER) de la Alcaldía, como instancias de control sobre sanidad y calidad de los servicios que ofrecen los moteles. Para el viceministro de Seguridad Ciudadana, Henry Baldelomar, el problema empieza en el descontrol municipal.

Normas 

  • Código Penal. Art 309. (Estupro) El que mediante seducción o engaño tuviere acceso carnal con mujer que hubiere llegado a la pubertad y fuere menor de diez y siete años, incurrirá en la pena de privación de libertad de dos a seis años.

  • Cód. Niño, Niña y Adolescente. Art. 19 Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual.

Las cifras 

15 Bolivianos es el precio de los moteles de barrio más económicos. según se verificó.

54 Inspectores de salud ambiental vigilan moteles, alojamientos y residenciales de la ciudad.

LAS FRASES 

«Cuándo es un acto violento de abuso, los agresores llevan a las menores a moteles sin vigilancia»
Rosy Valencia | Defensoría de la Niñez

«Privacidad no debe ser sinónimo de inseguridad. Se debe controlar el ingreso en porterías»
Asoc. de Moteles | Comunicado

No hay comentarios: