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martes, 4 de diciembre de 2012

Perros parapléjicos corren tras un trasplante de células de su nariz

Perros parapléjicos corren tras un trasplante de células de su nariz


Los autores creen que esta técnica podrá restaurar “una pequeña cantidad de movimiento” en pacientes humanos con lesiones medulares, aunque otros expertos recomiendan ser “extraordinariamente cautos”

“Antes del ensayo, Jasper era absolutamente incapaz de andar. Cuando lo sacábamos, empleábamos un arnés para sus patas traseras para que pudiera ejercitar las delanteras. Era desgarrador. Pero ahora no podemos evitar que pase zumbando alrededor de la casa e incluso puede mantener el ritmo de los otros dos perros que tenemos. Es absolutamente mágico”.

Así resume la británica May Hay, dueña de un perro salchicha llamado Jasper con las patas traseras paralizadas tras un accidente, los resultados de una nueva investigación que ofrece esperanza a las personas con lesiones medulares. La supuesta magia de la que habla May Hay ha consistido en tomar unas células del sistema olfatorio y trasplantarlas a la lesión medular de Jasper y otros 22 perros con daños similares. Allí, las células han regenerado algunos tejidos dañados, puenteando la lesión medular y permitiendo la recuperación de la movilidad de las patas de algunos perros. El caso de Jasper, que se puede ver en el vídeo, es espectacular, pasando de arrastrarse por una cinta de gimnasio a corretear por ella.

Sin embargo, los autores, del Consejo de Investigación Médica de Reino Unido y la Universidad de Cambridge, se muestran en un comunicado “cautelosamente optimistas de que el trabajo pueda desempeñar un papel en el futuro en el tratamiento de pacientes humanos con lesiones similares, usado junto a otros tratamientos”. Algunos de los perros del estudio recuperaron también el control de su intestino y su vejiga de la orina, pero su número no fue estadísticamente significativo.
Polémica en España

La comunidad científica conoce desde hace más de una década las singulares propiedades de estas células de la glía envolvente olfatoria, situadas entre el hocico y el cerebro y capaces de regenerar las fibras nerviosas. Son las mismas células que empleó la científica española Almudena Ramón para reparar lesiones medulares en ratas y que ahora pretende aplicar en humanos. Ramón abandonó en junio su puesto en el Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC en medio de una polémica por un proyecto que buscaba recaudar 700.000 euros para implantar estas células a cinco personas con lesiones medulares, sin probar primero la eficacia de la técnica en primates.

El proyecto, conocido como Lázarus: levántate y anda, fue puesto en marcha por familiares de pacientes y ya ha recaudado 112.000 euros, según su web. La polémica surgió por el empeño de Ramón en dar el salto desde las ratas a los humanos, sin suficientes garantías.

El nuevo estudio es el primero que muestra la efectividad de estos trasplantes de células para recuperar la movilidad de perros con lesiones medulares en condiciones reales. El ensayo se llevó a cabo en animales que habían tenido accidentes reales, no provocados en laboratorio, un tiempo después de que ocurrieran. Los autores pretendían imitar las condiciones de un posible tratamiento en humanos.
Combinación con otros tratamientos

Los científicos, dirigidos por Robin Franklin, de la Universidad de Cambridge, han trabajado con 34 perros, todos con lesiones medulares graves. Un año o más tras sus accidentes, eran incapaces de utilizar sus patas traseras y de sentir un pellizco en sus cuartos traseros. Un grupo de 23 perros recibió una inyección de células de la glía envolvente olfatoria de su propia mucosa nasal en sus lesiones medulares, mientras los restantes sólo recibieron un líquido inocuo. Ni los investigadores ni los dueños sabían qué inyección había recibido cada perro.



“El grupo de perros que recibió la inyección de células de la glía envolvente mostró una mejoría considerable que no se observó en el otro grupo. Estos animales movieron las extremidades traseras previamente paralizadas y coordinaban los movimientos con las patas traseras”, subrayan los autores en un comunicado. Sin embargo, advierten, las nuevas conexiones nerviosas que permitieron la recuperación “mágica” de Jasper y el resto de perros se establecieron en pequeños tramos de la médula espinal, y no en las largas distancias requeridas para conectar plenamente el cerebro y la médula.

“Estamos seguros de que la técnica podría ser capaz de restaurar al menos una pequeña cantidad de movimiento en pacientes humanos con lesiones en la médula espinal, pero estamos muy lejos de asegurar que podría ser capaz de recuperar todas las funciones perdidas”, explica Franklin. “Es más probable que este procedimiento pueda algún día utilizarse como parte de una combinación de tratamientos, junto a medicamentos y terapias físicas, por ejemplo”, añade el profesor. Nada de “levántate y anda”, por el momento.

El estudio científico, que se publica en la revista Brain, no estaba hoy disponible en la web de esta publicación especializada. El biólogo molecular Javier Díaz-Nido, de la Universidad Autónoma de Madrid, a falta de poder analizar las posibles limitaciones del estudio, subraya que es “un tema muy controvertido y propenso a una explotación sensacionalista”, por lo que recomienda “ser extraordinariamente cautos”.

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