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lunes, 3 de diciembre de 2012

Testimonio de víctima de trata

Testimonio de víctima de trata: ‘si lloras te matamos’


NEGOCIO. Esmeralda, víctima de trata: ‘Cuando regresé a Nicaragua me sentía sucia’. La trata de personas es el tercer negocio ilegal más lucrativo del mundo y afecta cada año a unos 2,5 millones de personas

“Una vez llegó un cliente y me escogió para que me drogara con él, yo no quería, entonces me sacaron y me comenzaron a pegar, me amenazaron con una pistola. Les dije que no quería y me dijeron ‘si lloras te matamos’. Me llevaron a un cementerio a las 12 de la noche, me pusieron una cruz en la espalda, no podía abrir los ojos porque el ritual se rompía y si se rompía me mataban. Sólo sentía que me golpeaban todo el cuerpo. Cuando volví al night club llegué azul, todo el camino estuve drogada”.

Es el testimonio de Esmeralda, una chica nicaraguense de 18 años que fue víctima de trata cuando tenía 15. Una mujer le habló de un viaje para ir a comprar ropa y, como no quiso, le dio una bebida que la durmió hasta despertar en Guatemala. Allí la llevaron directamente a un club nocturno donde fue forzada a bailar, drogarse y prostuirse, bajo amenazas y palizas, hasta que consiguió escapar por una ventana y volver a su país.

“Cuando regresé aquí a Nicaragua me sentía sucia, que no quería vivir, no quería ver a mi familia, quería morirme nada más. Vine embarazada y aborté, venía sangrando. Al año tuve un niño, pero yo no estaba recuperada y cuando lo tuve no lo quería, no sentía ningún amor hacia él. Ahora sí, ahora es mi adoración”.
Durante el año pasado, en Guatemala se atendieron a más de 200 víctimas como Esmeralda, un dato incompleto que no refleja la magnitud del problema, ya que es muy difícil detectar a las víctimas de trata. “En la mayoría de los casos las víctimas no presentan denuncia del delito por miedo, desconocimiento o vergüenza, de forma que muchos casos permanecen ocultos. Esta cifra negra impide juzgar a los culpables y proporcionar una ayuda adecuada a las víctimas”, explica Ana María Martínez, coordinadora regional de Save the Children en Centroamérica.

El uso del engaño

La región centroamericana es zona de captación, tránsito y destino de víctimas de trata, donde las rutas coinciden además con las de otras actividades de crimen organizado, como el narcotráfico o el tráfico ilícito de armas de fuego, tanto a nivel nacional como internacional. El 86% de los casos identificados en Centroamérica corresponde a mujeres de entre 10 y 50 años, la mayoría niñas y adolescentes, el grupo más vulnerable a caer en estas redes.

Según explica Save the Children, la trata de personas, sobre todo aquella con fines de explotación sexual comercial, ocurre en localidades donde se presenta un mayor flujo de personas, como las zonas fronterizas y puertos, los centros urbanos o las localidades con afluencia de turistas. Las víctimas son captadas a través del engaño, la intimidación o la amenaza, muchas veces se les ofrecen oportunidades de estudio o de trabajo, otras simplemente son raptados.

La ONG trabaja en Centroamérica con las instituciones estatales y las organizaciones sociales que están combatiendo este tipo de delito y atendiendo a las víctimas.

Pero la trata es un problema de dimensión global, según la Organización Internacional del Trabajo, este delito afecta cada año a unos 2,5 millones de personas y entre el 40% y el 60% son niños. “La trata de personas aprovecha las situaciones de pobreza, exclusión, violencia y vulnerabilidad psicológica y emocional en las que generalmente se encuentran sus víctimas. Éstas son obligadas a vivir en esclavitud y explotación -sexual comercial, laboral o mendicidad-. Es perpetrado por estructuras criminales organizadas, con recursos y capacidad de acción transnacional y es la tercera actividad ilícita en el mundo que genera mayores ganancias”, explica Martínez.

Las consecuencias que sufren las víctimas de trata son amplias y de efectos profundos, tales como el deterioro de su salud física, mental y emocional, aislamiento y exclusión social o precariedad económica y deuda permanente. El Mundo.es.

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